S.T. Dupont Classique 1492

 

De esta serie limitada S.T. Dupont, recubierta y decorada con laca china, apenas hay nada escrito, e incluso tampoco sobre la marca y modelo.

Excepto anuncios. Hay cientos de anuncios acentuando el “luxurius”.

Bien, es cierto que la marca creada en 1872 por Simon Tissot-Dupont ha estado desde su origen ligada a la calidad y lujo. Había empezado con una empresa de transportes, pero tras un incendio, adquirió a sus 25 años una fábrica de maletines de cuero y fundó una empresa en su pueblo natal de Faverges, en la Alta Savoya francesa, apodada “La Maison”, y un estudio en París para sus diseños de objetos de lujo en cuero.

Empezando por carteras, billeteros y maletas de alta gama, logró ser suministrador de Les Grands Magasins du Louvre en 1884, y pronto se le conoció como proveedor de las más altas clases sociales (Sha de Persia, reyes de Dinamarca, Siam y Egipto, duques de Windsor, familia Rothschild, Maharajá de Patiala, etc.), y de aquí a la alta sociedad parisina y mundial. Los hijos de Simon continuaron con el legado en 1919. 

Con el éxito la situación financiera iba bien, y en los años ‘30s se dedicaron a contratar artesanos especialistas: orfebres, cristaleros, y sobre todo a expertos laqueadores sobre metal, adquiriendo así otra  fama más.

Fue en 1941 cuando lograron otra primicia (y éxito): un encendedor de gasolina para el Maharajah de Patiala. Pronto apareció la sucesión con la icónica “Línea 2”, acabado en todas las terminaciones posibles: metales nobles (incluyendo Paladio), lacas y joyerías. Un artículo de culto con su famoso “click” al cerrar.

Ya vamos llegando,… un poquito más de paciencia.

Jackie Kennedy-Onassis tenía un mechero Dupont que apreciaba mucho, y en 1973 encargó un bolígrafo a juego. De ello se encargó Jean Malamoud, de la École Boulle, basándose en las estrías de la rueda del encendedor, que se llamó “Classique”, y resultó otro éxito.

Dupont entraba así en la línea de escritura, con un anuncio muy francés: “Lo último de S.T. Dupont no es un encendedor. Es un bolígrafo”. 

Empezó siendo en plata maciza o vermeil (plata sobredorada) con una fina banda de laca china en el clip, pero pronto estuvo acabado con toda la gama (de hecho, hoy sobrevive).

Un año más tarde salió la estilográfica, y posteriormente el portaminas,  roller y fineliner. La pluma tuvo tres modelos, todos con todos los acabados imaginables. 

Del segundo modelo, y en su versión en laca china negra, se produjo en 1992 la cuarta serie limitada (en 2000 unidades) para celebrar los 500 años del descubrimiento de América, la “1492”.

Para ello lacaron en color bronce sobre el capuchón posterior una carabela (hay que decir que bastante mal representada) y bajo ella la fecha celebrada. En el cuerpo superior, unas líneas sinuosas que aluden a las olas del mar. 

Dada la estrechez de la pluma, es difícil apreciar el motivo, que mostramos mediante un montaje:

La banda del labio del capuchón es estándar:

Y cambia ligeramente el clip, cuyo grabado abandona un número de serie para mostrar la unidad específica de la serie limitada, y el “Made in France” que aparece al otro lado, en vez de bajo el clip.

El plumín es el estándar de 18 Kt (obligatorio en Francia si se denomina “de oro”), y hemos seleccionado una imagen para mostrar que el troquelado fue bastante “brutal”.

Nunca se ha dicho quién les produjo los plumines, aunque hay rumores de que pudo ser Pelikan (en ésta desde la serie Signum). Puede apreciarse que se basó en el Aurora Hastil, que por entonces había marcado tendencia (hasta incluso ser adquirida la licencia por Montblanc con su modelo-copia “VIP”), y carece de indicación del grosor del punto, que pese a ser francés (donde priman los “F”) la mayoría de éstos son “M”, buscando la suavidad del trazo. 

El alimentador es también el estándar:

La pluma se carga por cartuchos (específicos), aunque venía provista del adecuado convertidor:

La presentación era de tamaño normal, sin la posterior moda en series limitadas de hacerla gigantesca, y era la usual: un cartonaje exterior y un estuche de símil-piel en el rojo de la marca:

Abriendo el estuche aparecía simplemente la pluma, sin la pléyade de accesorios que luego caracterizaron a las series limitadas.

Pero retirando la pluma y levantando la base por la lengüeta, el interior estaba repleto símbolos de lujo: garantía internacional, certificados de las mejores calidades, instrucciones y hasta unos cartuchos de cortesía.

Un folletito explicaba la razón de la serie limitada:


El “carnet” de la pluma específica garantizaba la pluma por tres años (si, y solo si se seguían las instrucciones):

Y además del dorso de la garantía, aparece otro papelito “noble” (con número muy oficial) garantizando que “dicha pieza de joyería” está recubierta en auténtica laca china.


 

 

 

Miguel Huineman





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