ESTILÓGRAFOS (1)

En el último cuarto del siglo XIX las estilográficas estaban amaneciendo. A efectos prácticos, empezaron con el alimentador de L.E.Waterman, patentado en 1884.
Casi al mismo tiempo (1885), un farmacéutico canadiense llamado Dunkan MacKinnon patentaba en Canadá e Inglaterra (y 1886 en USA) otro sistema que llamó “Lápiz de Tinta” consistente en un fino tubo con un alambre interno, que regulaba el flujo de tinta por capilaridad.
Funcionaba muy bien, y se sabe que a Mark Twain le regalaron uno, que apreció mucho sobre sus plumillas.
Otro entre los interesados fue un tal Alonzo T. Cross, al que se le prestó un ejemplar.
Craso error. Cross hizo unas mejoras que patentó bien deprisa como “Stylograph”, y se inició una batalla de juicios legales que, mientras duraba, otros cuantos se apresuraron a copiar, y en breve hubo muchos estilógrafos en el mercado.
A.T. Cross
Caw’s. 1897
Expliquemos brevemente el funcionamiento: un depósito que comunica con un tubito que tiene un alambre interno, ligeramente más largo.
Sin apoyar la punta, la tensión superficial (capilaridad) de la tinta no la permite formar una gota, además de tener el alambre un “tapón” al otro extremo, que cierra el paso de tinta.
Al apoyar la punta, el alambrito se retrae (la diferencia de longitud es crítica), el “tapón” se levanta, y la tinta “moja” al papel que “tira” de más tinta, que fluye.
Hay tres versiones:
(a)  Alambre con tapón como contrapeso libre (gravedad). La más frecuente.
(b)  Alambre con tapón regulado por un muelle (el “invento” de Cross)
(c)  Alambre rígido. Crítico. Fue la primera versión de MacKinnon.
Tanto el extremo del tubo como el alambre debían estar bien pulidos.
En la época, eran fiables y las ventas eran equivalentes a las de las plumas estilográficas.
Tras la Primera Guerra Mundial, las ventas disminuyeron por el desarrollo de las plumas (su “época dorada”). Además, los bancos no los aceptaron, ya que argüían que la línea de trazo uniforme favorecía las falsificaciones.
Pero en las oficinas estaban apareciendo las máquinas de escribir (y sus consecuencias: los triplicados firmados), y donde no se requería una bella caligrafía manuscrita, el tubito del estilógrafo llevaba ventaja: podía prestarse sin riesgo, podía apretarse sádicamente para firmar cuatro copias o más, y…, los delineantes empezaron a reconocer su trazo de espesor constante como una bendición frente a los tiralíneas.
Y encima, con un décimo del precio de una pluma, ¡que eran muy caras!
Lo anterior se refleja bien en un anuncio de periódico:
El anuncio anterior es de INK-O-GRAPH, uno de los mayores productores de “Stylos” en USA hasta mediados de los años ‘50s.
De hecho, aproximadamente la mitad fueron suyos, costaban poco, escribían bien, y ofrecían garantía.
Revista “The American Stationer and Office Outfitter”. Dibujo de la noticia de su disponibilidad. 
(Original en la N.Y. Public Library)
Los modelos iban desde $1.00 hasta los $2.50, y pasaron rápido de ser de carga por cuentagotas, a de llenado por palanca.
Las punteras eran estándar, pero tuvieron variados celuloides:
Los estilógrafos iban grabados en el costado del cuerpo:

Hubo otros muchos fabricantes. A continuación, un UNIVERSAL:
Y uno en particular llama la atención: WRICO (Writing Instuments Company), que NO era portátil ya que tenía un mini-depósito abierto, con una aguja que regulaba el flujo desde la contera, y ya apuntaba a los futuros estilógrafos técnicos, pese a tener una puntera de “stylo”.
Como se aprecia, salvo la puntera (y el típico estuche verde de madera), todo podía cambiar.
Pero ya hemos dicho que todos se copiaban a todos, y Europa tenía las mismas necesidades, así que también aparecieron ahí numerosos fabricantes.
Inglaterra fue el mayor productor europeo. Thomas de la Rue parece ser de los primeros, alrededor de 1905:
Y otro modelo muy similar, que suponemos coetáneo, ambos con el “sistema Cross” de muelle:
Posterior, tenemos un fabuloso ONOTO Ink Pencil:
Y ya en tiempos “recientes”, PLATIGNUM añadió el “Stylo” a su enorme producción. Es interesante por el diseño de su puntera metálica:
Pero el mayor productor inglés fue Mabie Todd (Swan).
Como anécdota, decir que Winston Churchill usó los Conway Steward durante la guerra.
Alemania no se quedó atrás: un Goldfink Tintenschrifter
Y SIMPLO (Montblanc) empezó en 1908 (hasta 1921) con unos modelos simples, aunque espoleada por Rotring volvió a producirlos en el periodo 1930-1948 en unas versiones sucesivas de carga por palanca, botón y pistón.
Montblanc-Simplo 432, 1948 aprox.

Pero en el mundo - no solo en Alemania - el gran protagonista fue ROTRING, que merece una entrada aparte.



 Miguel Huineman

Se agradece a quienes han prestado o fotografiado sus ejemplares, que prefieren no aparecer nominados.

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