No hay alternativa. Si un plumín se usa, se desgasta.
Izquierda,
punto nuevo. Derecha, punto muy usado.
El roce bajo presión causa
el desgaste. El punto se va “lijando”.
Depende de:
- La fuerza ejercida
- El área de contacto del punto
- La calidad del punto
(“iridio”)
- La calidad del papel
- El “engrase” de la tinta,
aunque influye poco.
Los dos primeros, fuerza
dividida por superficie, definen la presión, que es el parámetro fundamental
del desgaste.
Tenemos así una serie de "recomendaciones exprés” para
minimizar el desgaste:
1.- Apretar poco. Mejor nada. No tenemos un bolígrafo al
que haya que hacerle rodar la esferita de punta, atascada con la espesa tinta
glicérica (como la miel cruda de espesa). Las tintas son “agua”, y con tocar ya
mojan.
2.- Un plumín “B” tiene más superficie en contacto con el
papel que un “F”, y la fuerza brutal que haga un gorila escritor se repartirá
en más área, generando menos presión y así, menos desgaste.
3.- Lo de “usar un
buen plumín” es un clásico. Por supuesto que un punto de osmiridio, que es
una aleación dura, tendrá mucho menos desgaste por kilómetro escrito que uno
moderno de acero barato. Pero aún así irá desgastándose.
4.- Usar un buen papel, no el barato de fotocopiadora que
es abrasivo. Nos cuesta más, pero también resulta más agradable.
5.- Usar tintas fluidas, que
produzcan un trazo húmedo y por tanto reduzcan la fricción (y las ganas de
apretar).
Una digresión antes de seguir “desgastando”: ¿cómo
sujetamos la pluma?
En la época de las plumillas, el palillero se llevaba
bastante tendido para minimizar el rascado (aparte de apenas rozar el papel) ya
que no tenían punto y rascaban endemoniadamente.
El bolígrafo se sujeta casi vertical para evitar que el
papel roce con la punta que sujeta la bolita rodante. No nos damos cuenta, pero
si tumbamos el boli, patina y falla el trazo.
Y nosotros sujetamos la pluma en una de estas posturas:
Nada malo con ninguna, y menos con la pluma Dupont Fidelio mostrada, que tiene un “clavo” rígido por plumín y un pulido excelente de su punto. En cualquier postura escribirá bien.
Pero con un plumín flexible, la postura “bolígrafo” no da ninguna opción para que los gavilanes flexen.
Además, la postura al escribir es personal. Cada uno
tiene la suya y en ése ángulo se desgastará el punto. Tras un (mucho)
tiempo escribiendo con él, tendrá esta apariencia:
Que no debe sorprendernos. Probablemente ni nos hayamos fijado porque al apoyarlo para escribir, quedará como el de la derecha:
Y a la izquierda, uno nuevo y aún esférico (ambos de la serie Pelikan “Signum”).
Nuestro plumín gastado tiene más área de contacto y, a
nuestro ángulo de escritura, tiene una excelente forma de “deslizador”. Nos
parecerá más suave que el nuevo (aunque
con un trazo algo más grueso, sobre todo en las transversales). Diremos que
“está asentado” (broken-in).
Pero si se lo prestamos a alguien con otra postura de
escritura, meterá una esquina y rascará, o lo levantará perdiendo apoyo y fallará
el trazo. Ese alguien pensará que nuestro plumín es una porquería.
Es la única razón real por la que se dice que “una pluma
no se presta”, porque…si por dejarla para que alguien apunte una dirección y
teléfono, el punto se desgasta “algo medible”, ¡tengo un punto de mantequilla!
- los EF (o menores)
Existe la leyenda urbana de que “todos los plumines EF rascan”.
Pero con lo visto en todo lo anterior ya estamos en
condiciones de afirmar que es falso.
Veamos un punto EF en un plumín Sailor (que todos aceptarán
que es uno de los mejores fabricantes de plumines del mundo):
Plumín Sailor EF 14K.
Se
aprecia su acabado y que acepta el apoyo en ambos modos
Al gastar menos tinta, parecería que van menos
lubricados, pero su menor área de contacto hace que menos tinta sea suficiente.
Su menor área de contacto tiende a producirles más
desgaste. En esto los “EF” no tienen escapatoria.
Precisamente su menor área de contacto es la que hace que
a igual fuerza al escribir que con otro punto mayor, el EF haga mayor
presión sobre el papel y se hunda más, aparentando rascar.
Volvamos a las anchuras de trazo, veamos el área de
huella de cada punto
[A = π x (diámetro)2
/4]
y, suponiendo la misma carga sobre todos, veamos la Relación de
Presiones de contacto:
Punto
|
EF
|
F
|
M
|
B
|
Ancho línea
|
0,3
|
0.4
|
0,5
|
0,7
|
Área punto
|
0,07
|
0,125
|
0,195
|
0,385
|
Relac. Pres.
|
2,8
|
1,6
|
1
|
0,5
|
Es decir, si apretamos lo mismo y consideramos como referencia
al punto “M”, un “B” trabaja a mitad de presión, un “F” a vez y media, ¡y un
“EF” va casi a tres veces más presión!
Moraleja: si
Vd. aprieta al escribir, use un punto “B” en un plumín rígido (o manténgase
fiel al bolígrafo).
Miguel Huineman
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