El metal duro soldado al extremo del plumín puede tener
diversas formas dependiendo del uso pretendido, que define su tallado.
- punto esférico
Se llama así porque, a veces,
la mitad delantera del punto del plumín se parece a una esfera, con la ranura
formando un meridiano.
Aclaremos que no todos son tan formalmente esféricos, y que su forma depende del maestro tallador.
Abajo
a la izquierda tenemos una forma muy usual, que tiene los lados planos muy
marcados por el tallado inicial que definió su ancho, aunque el extremo es aún semiesférico.
Pero a la derecha tenemos un Pelikan Souverän 600, que parece un deslizador rectangular, con los costados perfectamente pulidos, y donde el ancho y largo del área de contacto son sensiblemente iguales.
Son los usuales que
encontramos en el 99% de las plumas, y que escriben una línea de grosor
constante en la mano de cualquier usuario.
- Oblicuo
Antiguo
Pelikan de finales de los ‘80s grabado OM, aunque su grosor es más OB
Hay personas
que tuercen el plumín (y de ellos, la mayoría de diestros hacia la izquierda)
para ver mejor lo que escriben.
Para
ellos existen plumines especiales de contacto oblicuo del punto.
Antes,
a mediados del s.XX, eran más frecuentes, pero hoy son mayoritariamente por encargo.
En general, su definición de anchura es igual a la de los
redondos.
Tienen además una
particularidad: en los grosores mayores, los puntos quedan rectangulares, de
forma que los trazos descendentes de escritura son más anchos que los trazos
laterales, resultando una escritura llamativa.
- Stub
Hubo clientes que no torcían la pluma, pero estaban
envidiosos de la escritura de los anteriores (o los músicos para su escritura de
notas), y para ellos se les hizo el mismo tipo de plumín, pero en recto.
Un stub muy característico es el llamado “musical”, de
doble ranura, que permite un buen flujo al ancho punto. Su uso es casi vertical
y girado 90º.
Imagen de la web de Cultpens
- Itálico (Caligráfico)
Si a un plumín “Stub” le quitamos el punto, nos queda un
remedo metálico de la antigua pluma de ganso, y como tal capaz de escribir las
caligrafías que se hacían con ellas.
Pero deben estar fabulosamente pulidos, o se comportarán
como formones de carpintero sacando virutas del papel. Con todo, conviene una
mano suave y un apoyo muy tendido (adictos al bolígrafo, abstenerse).
De siempre han sido plumines profesionales (calígrafos, artes gráficas, etc.), pero allá por los finales del siglo pasado se intentó promocionarlos para crear un nuevo nicho de mercado, y muchas marcas sacaron modelos y juegos para aficionado.
La más generalizada fue Sheaffer con derivados de sus modelos “NoNonsense”, y Parker tuvo los derivados de la “Vector” y la “Frontier”.
En
Alemania fueron Reform, Lamy (“Safari”) y Pelikan (Script).
Rotring ya tenía su línea ”Art Pen” profesional (de la
que hizo seis series limitadas anuales consecutivas) y sacó además el estuche “Calligraph”.
Rotring Calligraph y Art Pen, Reform y Sheaffer
NoNonsense (tardía)
Pero
digámoslo todo: si se nos despunta el iridio de un plumín normal, sea de oro o acero,
convertirlo en itálico es una opción barata a resoldarlo.
Pese
a quedar expuesto a un severo desgaste, las características de la escritura
caligráfica hacen que esto no sea muy importante.
En ello, aconsejamos que se
resista la tentación y se inicie con un ancho pequeño (0,9 - 1,0 mm) y nos
acostumbremos a su particular escritura lenta y meditada, y ensancharlo tras
gustarnos, o al irse desgastando.
Advertencia:
tener un plumín itálico no nos proporciona gratuita y automáticamente una
caligrafía espectacular. ¡Lo cierto es justo lo contario! La caligrafía es una
técnica laboriosa que requiere mucha paciencia, práctica, y aún así, cuesta
dominar.
Miguel Huineman
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